¿Cuáles son los síntomas de una empresa que pierde la mística?
Las causales pueden ser diversas, cambios de estilo, objetivos, o nuevas prioridades que se ejecutan a través de las políticas internas de las Compañías, en donde el equipo humano dejó de ser lo esencial.
Los síntomas por lo general confluyen entre si, y no es casual que se presenten al mismo tiempo. Por un lado la permanente sensación de inestabilidad laboral que sienten los colaboradores sean o no eficientes en sus funciones ya que los cambios al interior de la empresa son continuos, generando un stress innecesario en toda la organización. Otro síntoma es la falta de una clara comunicación entre la línea gerencial con los equipos de trabajo y colaboradores lo cual genera una desmotivación general. Otro aspecto que pareciera “normal” pero que existe es una línea muy delgada entre políticas de ahorro versus políticas que llegan hasta la incomodidad del personal afectándose el clima laboral, por ejemplo el recorte de incentivos por cumplimientos de metas, el recorte de algunos gastos ordinarios que son necesarios para la operatividad entre otra serie de medidas que generan solo pequeños ahorros pero provocan un gran desconcierto.
Un síntoma común es cuando en las redes sociales los mismos colaboradores, clientes o proveedores comentan su insatisfacción con la empresa.
Por otro lado lo que siempre ocurre es que a la primera oportunidad que tengan los empleados de cambiarse de compañía lo harán, ya que sienten incertidumbre.
Según el Dr. Rafael Pinna, consultor en RRHH un síntoma común es que “los Gerentes culpan a todo lo que los rodea”, al mercado, la economía del país, la industria, e incluso a su propio equipo de trabajo, “y a su vez las personas buscan excusas para explicar por qué no logran sus objetivos, en lugar de sentir que tienen retos que cumplir”.
Sin embargo ésta pérdida de mística sí afecta el producto final, el proceso de producción o la calidad de servicio o cual fuere el giro del negocio.
Un colaborador debe trabajar con ánimo, con pasión e incluso su energía positiva se transmite al interior de la empresa. Imagínense ¿qué pasaría en una empresa que transmite alegría y emociones a sus clientes como un Disney World pero con colaboradores sin animo?; Y es que cuando se pierde la mística, se llega al extremo que todos los colaboradores tratarán de encontrarse el menor tiempo posible en la empresa en horas laborales incluso, y a su vez, en otros casos sentirse menos parte responsable de los resultados. En los pasillos se siente la insatisfacción o se comenta a media voz porque existe una ruptura en la confianza con la alta gerencia. También la desmotivación los lleva a preferir que no se les invite o se les considere cuando hayan reuniones de trabajo aunque resulte paradójico y es que al no tener energía o entusiasmo prefieren no participar, si no los invitaron a las reuniones que debieron invitarlos en su oportunidad cuando los inviten a participar será solo una de esas reuniones para “escuchar” y no para “aportar ideas”. En esas condiciones ya no se disfruta en el trabajo. Se generan fricciones entre el personal las cuales derivan en una mala atención al cliente interno y externo porque de pronto la respuesta común es : “no se puede”.
Los problemas son comunes en el trabajo, pero la diferencia cuando en una compañía ya no existe mística es que estos problemas se multiplican, se presentan más de los que regularmente existen y más aún, éstos pudieron ser evitados.
La consecuencia es que los colaboradores no harán ese esfuerzo adicional que estaban acostumbrados a realizar, porque sienten que la empresa no es la misma, entonces ya no hay compromiso e incluso los antiguos solo esperarán su cheque de beneficios para cuando les toque el momento de retirarse, si es que no se fueron antes.
Otro de los factores que toma mucho tiempo construir y se puede destruir muy fácilmente es la reputación de la Compañía, ya que ésta no solo se mide por su interacción de la empresa con la sociedad, los clientes, los resultados económicos, sino por la percepción de sus propios trabajadores y el clima laboral. Las consultoras que miden la reputación empresarial hacen una evaluación ponderada con un análisis que considera a todos los stakeholders.
Según Laura de Acha, Gte. Gral de Resource, “la ola de despidos también trae secuelas para los que se quedan laborando en la empresa” y obviamente no soluciona el problema central.
Finalmente la empresa pierde competitividad, y es que el personal es lo prioritario y no es un cliché. Cualquier cambio que se realice en la compañía pensando solo en los clientes, o en los resultados económicos como foco principal, generará mayor tensión, cambios, y los resultados serán contrarios a lo esperado.